TAN
SUAVES, TAN FUERTES
A las doncellas
de sal y azúcar las hicieron
para que pudieran dibujar
líneas rectas
que luego se han torcido,
al tiempo que se detenían
todos los relojes
de la casa en medio del
bosque.
Y solo de ellas fue la
ausencia
de los días vividos
a la cual de nombre le
llamaban “madre”,
para continuar respirando
sin quejas ni rencor.
Bellas muchachas, frágiles, inocentes,
todavía hoy, mirando hacia
atrás
pueden sonreír;
nada volverá,
la hoguera lo quemó todo,
pero tienen escondidos
los recuerdos de los olores,
de los sabores, de las voces
y las miradas,
el más valioso de los tesoros:
no fue un sueño,
fue toda una vida.
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